Un viaje en busca de la inspiración
¿Qué es la inspiración?
La inspiración es aquello que asociamos a un brote de creatividad.
Es la chispa que surge de la conexión espontánea de las ideas.
Puede durar un segundo, un día o diez años, pero casi siempre se contempla como un instante pasajero, que se sabe que llegará –o que ha llegado ya– a su fin.
La percepción que tenemos de ella es la de algo casi accidental, inesperado e incluso, inexplicable: existe una incógnita que nos sobrevuela o que se lanza directamente en picado y debemos recibirla; las decisiones que tomemos a la hora de despejar esa incógnita serán las que determinen el grado de inspiración que nos ha sonreído.
Su brevedad hace que el concepto de inspiración esté rodeado por un halo de excelencia del que muchas veces las personas se sienten apartadas. Normalmente, relacionamos a la inspiración con términos como intuición, revelación, imaginación, cosas con las que no todo el mundo tiene por qué sentirse identificado, ni de forma continua, ni tampoco pasajera.
Sin embargo, creer que el regalo otorgado por las musas (o por el duende, como se dice en Andalucía) está reservado a tan sólo unos pocos iluminados es cerrar los ojos al verdadero significado de lo que es la búsqueda de la inspiración. Esto no es algo nuevo, sino que hay que remontarse al mismo origen de la palabra para darse cuenta de lo que en realidad significa, y para descubrir también que está relacionado con más ámbitos de nuestra vida de los que podemos llegar a pensar.
La naturaleza de la inspiración
La palabra inspiración significa, literalmente, recibir el aliento, y su origen se remonta a la Antigua Grecia. En aquella época, en su causa convivían dos aspectos de igual importancia, que eran el ritual y el divino.
Con la llegada de la Ilustración se llegó a la conclusión de que la inspiración representaba, en alguna medida, un proceso azaroso, pero completamente natural de asociación de ideas.
Finalmente, las tesis modernas pertenecientes al campo de la psicología determinaron que la inspiración emanaba de los conflictos internos y los traumas, mientras que las teorías materialistas discrepaban entre aquellas que encontraban la fuente de la inspiración dentro del ser humano y las que la hallaban fuera de este.
Lo que, inevitablemente, ha llegado a nuestros días es un compendio de todas esas acepciones, luego, ¿cuál es la auténtica?
1. La inspiración entendida como parte del proceso creativo
Podemos contemplar a la inspiración como un golpe de efecto fortuito procedente de ninguna parte y que nos revela alguno de los infinitos secretos que oculta el universo. Esto sería el equivalente a recibir el hálito de un dios.
No obstante, y si bien hoy en día ya no tendría por qué involucrar el consumo de los vapores estupefacientes que, por lo visto, eran comunes en el período helenístico, es más común alcanzar la inspiración a través de un ritual. Ese ritual toma la forma de un hábito, y es el del trabajo y el esfuerzo. No debemos esperar a que la inspiración nos llegue, sino que debemos ser nosotros y nosotras quienes la busquen activamente.
Durante más de dos años, Pattio ha estado concibiéndose día a día con denuedo, con constancia, con meticulosidad, con la conciencia de quien sabe que la inspiración sólo es un medio técnico más para dotar de identidad e insuflar vida a los proyectos.
2. La metáfora del ancla y el anzuelo
Efectivamente, la inspiración encuentra su fuerza en la correlación de ideas. Se tiende a buscar un nexo firme entre conceptos que aparentemente están alejados unos de otros. El modo más seguro de lograr una y otra vez este objetivo es aprender a discernir entre aquellos símbolos que refuerzan una perspectiva, que ayudan a establecer un foco (las anclas); y aquellos capaces de cautivar por su belleza, pero demasiado frágiles para perdurar en el tiempo, y que pueden soltarte en cualquier momento (los anzuelos).
Otra analogía sería la distinción entre la voz de las musas y el canto de las sirenas.
La inspiración de Pattio encuentra su ancla en la pureza y la elegancia del Sur; en la luz, el color y el calor de una tierra de matices infinitos, aptos para todos los espacios y complacientes de los gustos más exquisitos.
3. Saber dar la vuelta a los vicios y salvar las inseguridades
No debemos olvidar que nuestros defectos también son parte de nuestra identidad y que, si se dan, es precisamente porque gozamos de virtudes genuinas. La zona en la que convergen vicios y virtudes es la zona en la que encontramos aquello que nos hace únicos, que nos permite observar las circunstancias desde un prisma que a nadie más se le va a ocurrir. Esto no quiere decir que nuestro punto de vista sea mejor o peor, o que no podamos tomar referencias prácticas de aquello a lo que aspiramos. Simplemente, nos ayuda a no dejarnos llevar por expectativas ajenas e irreales y a construir unas propias.
Es innegable que Pattio nace de las cualidades que han hecho de Forma 5, su marca madre, la gran apuesta de valor en mobiliario de oficina durante los últimos 40 años. Pattio llega, sin embargo, para aportar una identidad firme a los espacios y a las nuevas necesidades del mercado.